
Este personaje merece su propio espacio en esta biblioteca. Con su bigote característico y su piel roja personifica varias de nuestras luchas, que hacen parte del centro de Bogotá.
La Candelaria es un lugar, para muchos, de libertad. Es un lugar en donde los estudiantes rondan de esquina a esquina, cambiando de bares y de supermercados con licor. Este es un lugar en donde los extranjeros buscan experimentar el centro cultural de la ciudad. Y ambos lo logran. El Chorro de Quevedo, el lugar de nacimiento de Bogotá siempre está lleno de estudiantes y extranjeros. No es raro que, no muy lejos de allí, ronde el Diablo.
Pero el Diablo, aquí, no ronda para hacer males. Este, nuestro Diablo, es uno subyugado. Le hemos ganado con Juan sin Miedo, en el Llano, que le gana al diablo en una batalla de contrapunteo de música. En esta región, también es común que el Diablo sea presa. La cacería del Diablo es una práctica común. En Boyacá, también le ganamos, con Pedro Rimaldas, que le juega Tejo y lo engaña poniendo las mechas en cruz.
El Diablo es una figura mitológica que viene con las formas de pensar españolas. Allí, está fuertemente anclado a las creencias católicas que se expandieron con fervor en la reconquista. Aquí, llegaron a mezclarse con las formas de pensamiento indígena de diferentes regiones de Latinoamérica. El Diablo, en toda américa, se reconoce por sus trucos, por su astucia y por ser la salida fácil, para muchos, de la situación económica difícil que sufren nuestros países. Un trato con el Diablo es vender el alma a cambio de dinero.
En nuestra imaginería popular tenemos a muchos ejemplos de personas que venden el alma al Diablo. Se rumorea que Shakira, la estrella colombiana, hizo un trato fáustico para recibir su fama y su voz. Dicen que lo mismo le ocurrió a Diomedez Díaz, la leyenda del vallenato. Pero ambos, lograron burlársele. Si quiere conocer más de estas historias lo invitamos a compartir una conversación sobre el tema. Por ahora, le dejamos más ejemplos de tratos con el diablo, en otras partes del mundo.
Es el diablo que protagoniza la historia clásica de un pacto con el diablo, del folclor alemán: Fausto.
Se asegura, fueron construidos en medio de un pacto con el Diablo. En Colombia tenemos el Puente del Común y la icónica Nariz del Diablo, entre otros.
Aún, casi trescientos años después de su muerte, Niccolo Paganini sigue siendo un ícono de los pactos entre personalidades famosas y el Diablo. Su virtuosidad, para escribir, componer y tocar obras (imposibles de reinterpretar para algunos) sigue siendo producto de obras infernales.
El Rey del Blues, al igual que Paganini, es otro exponente, reciente, de venta o permutación de almas. Él, cuenta la leyenda, en un cruce de caminos, esperó al Diablo para vender su alma a cambio de escuchar la melodía del espíritu de otros. Robert Johnson ha sido una fuente de inspiración para muchos íconos del Rock, el Jazz y los géneros hijos del Blues.
EL DIABLO
